Había
una vez, en un lugar al sur del continente Americano, una pequeña
región tropical donde se encontraba Lula una pequeña ave de la
especie de los tucanes, como cada día realizaba su rutina de
recolectar comida, aquél día decidió tomar un descanso cerca de un
pantano, en su descanso decidió apreciar la naturaleza que la
rodeaba, todo era muy bello; el sol resplandecía, las mariposas
volaban y dentro del pantano se encontraban curiosos grupos de aves
rosadas. A Lula le impresionó tanto su manera de caminar, el color
de sus plumas y lo largo de sus alas.
Desde
entonces Lula la tucán se tomaba un rato para admirar a las bellas
aves rosadas.
Un día, una de las aves rosadas se alejó de su grupo
y se acercó con el tucán a la que le dijo:
-He estado observando
desde hace unos días que cada mañana vienes a nuestro pantano y
luego te vas, ¿se te ofrece algo?-
-No
es nada, bueno, me impresiona la manera en la que se comportan, sin
embargo no sé nada de ustedes- dijo Lula.
-Muchas
gracias, mis compañeros y yo somos flamingos, por cierto me llamo
Miranda- contestó la bella ave rosada.
-mi
nombre es Lula y soy un tucán, ¿podrías hablarme sobre ti?-
preguntó enseguida la pequeña ave.
Las
dos aves se hicieron amigas, Miranda le explicó cómo ha sido la
manera de adaptarse al ambiente para ella y sus demás compañeros,
ya que pueden vivir en varias zonas inhóspitas. Sus patas palmeadas
los apoyan en el barro blando y también el largo de éstas les
permite buscar en aguas profundas su alimento (es por eso que se
encuentran en un pantano) y la forma de su pico también les facilita
encontrar el plancton, y a su vez el alimento es lo que les da ese
peculiar tono rosado en las plumas.
Durante
un par de meses estas aves platicaban al mediodía, sin embargo una
tarde Miranda fue a buscar a Lula, tardó en encontrarla pero lo
logró:
-¡Lula,
Lula tengo algo que decirte!
-¿Qué
pasa Miranda, por qué estás tan exaltada?
-Mañana
en la mañana mi parvada y yo emigraremos a El Caribe debido a que el
alimento se está escaseando, tal vez ya no te vuelva a ver hasta el
próximo año, sólo quería decirte que eres una gran amiga- dijo
Miranda.
-¿Pero
cómo es que volaras podrás volar tan lejos?- respondió Lula muy
confundida.
-Olvidé
decírtelo, mis alas me permiten volar grandes distancias y emigrar
ya sea por el cambio climático, por la falta de alimento o por causa
de la sequía, es por eso que son muy grandes- contestó el ave
rosada.
-Espero
verte de nuevo amiga, que te vaya muy bien a ti y a tus compañeros
en su gran viaje- dijo Lula muy nostálgica.
Miranda,
el ave rosada sonrió y voló de regreso con su parvada, Lula estaba
muy triste al ver cómo se alejaba la bella ave rosada pero después
de un rato comprendió que si no tuviera esa adaptación en las alas
(y todas las que le mencionó el flamingo) debido a la selección
natural, la especie de su amiga probablemente ya estaría extinta,
porque los que logran adaptarse son los que preservan su especie
durante las generaciones. Fue en ese momento cuando sonrió y al
terminar aquella tarde fue a dormir para al día siguiente recolectar
su comida.